Estudio
piloto: “Medición de temperatura periférica y reporte verbal como marcadores del
nivel de inseguridad ante el uso frecuente de insultos en una muestra de
jóvenes universitarios en la ciudad de México”[*]
Domínguez Trejo Benjamín; Tepepa Flores Li Erandi. [1]
[1] Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Psicología.
[*] Con el financiamiento del proyecto PAPIIT/DGAPA/UNAM:
IT304711-3
“Adaptacion y valoracion de eficacia clinica de dispositivo portatil mexicano
para la medicion de la variabilidad de la frecuencia cardiaca como un marcador
amigable del componente emocional en dolor cronico: abordaje
transdisiciplinario y tranlacional”
Se
han estudiado a los insultos como un fenómeno comunicativo y lingüístico y
desde la perspectiva de la cognición individual y social (Colín, 2005). En ambientes
urbanos de México algunos insultos en
ciertos contextos no tienen la función
ofensiva; se ha demostrado que los destinatarios de estos actos vocales
violentos, al parecer, no se sienten atacados y/u ofendidos cuando el emisor se
los dirige; por el contrario pareciera que les produce agrado, facilitando la
interacción social (Zimermann, 2005). Martínez, (2009), analizo 511 enunciados con insultos: 397 producidos por hombres (74.1%) y 132,
por mujeres (25.83%). Se encontró que
los insultos, en su mayoría, eran usados para mostrar cercanía entre los
interlocutores. La mayoría de los insultos fueron evaluados como poco
amenazantes. Entonces, ¿Cómo discernimos
cuando un insulto es descortés?
Una de las funciones del sistema auditivo es detectar y filtrar
los numerosos estímulos acústicos que están presentes en el entorno local,
desvaneciendo potencialmente la información sensorial ambigua en una percepción
coherente. Esta habilidad que tenemos desde las 18 y 20 semanas de edad, permite
empatar el sonido de las vocalizaciones que se escuchan con el rostro de quien
las produce (Beltran & Matute, 2011). En condiciones optimas la percepción
auditiva es tan precisa y eficaz que permite la comprensión del habla y de sus
reglas (Kuhl, 2004). Actualizando lo anterior, la “Hipótesis Polivagal” propone que durante la
interacción social, para escuchar, son filtradas las vocalizaciones de los
congéneres, al mismo tiempo que otros sonidos son atenuados; y durante estados
defensivos donde los sonidos ruidosos (frecuencias acústicas de sonidos no-humanos)
indican una amenaza, se invierte el proceso. (Porges & Lewis, 2009).
En consecuencia, cuando a las personas se les pide que decidan si
perciben un estímulo (A) (por ejemplo
¿Escuchó que lo respetan?) O un estímulo (B) (por ejemplo ¿Escuchó que lo
insultaron?), a nivel central conjuntos de células de la corteza frontal y parietal
rastrean la diferencia en la señal de salida de las neuronas respectivas
recogiendo pruebas a favor de A o B (Summerfield, et.al.,
2006).
En el estudio de los fenómenos
psicológicos tradicionalmente se ha
utilizado como dato fundamental el reporte verbal, sin embargo, la información
que proporcionan estas fuentes aunque es valiosa es limitada, dadas estas
condiciones se ha optado por confirmar y ampliar esta información mediante
equipos portátiles de monitoreo psicofisiológico. Existen varias modalidades de
mediciones psicofisiológicas: temperatura periférica de la piel, frecuencia
cardiaca, respuesta galvánica, frecuencias de ondas cerebrales y otras.
(Domínguez, Olvera, Cruz y Cortes, 2001). Para el estudio del insulto, se ha observado
que los cambios en el estado de ánimo y emocional pueden correlacionarse con
marcadores psicofisiológicos. Ejemplo de
ello son las variaciones de la temperatura periférica de la piel que son
producidas por un aumento y disminución de la irrigación sanguínea periférica y
son indicadores confiables de los cambios emocionales, específicamente de los
estados de estrés y relajación así como de la actividad de los sistemas
nerviosos simpático y en menor medida parasimpático (Domínguez, Olvera, Cruz y
Cortes, 2001).
Considerando que la interacción social es un asunto de
sobrevivencia para los individuos, se han realizado diferentes estudios en el
campo de la salud acerca del uso de insultos; en dos estudios piloto (Robbins,
Focella, Kasle, Lopez, Weihs & Mehl, 2011) participaron mujeres con
padecimientos crónico degenerativos y mediante un método de registro periódico
de fragmentos ambientales (EAR, por sus siglas en ingles) y el uso de los auto
reportes se determinó que decir insultos puede inducir efectos negativos, ya
que contribuyo al aumento de los síntomas depresivos. Además, el uso del EAR
confirmo que decir insultos en compañía de otros correlacionó con la disminución del apoyo
emocional. (Robbins, et.al, 2011).
Debido a la evidencia anterior, en este
estudio piloto se propuso recabar un panorama exploratorio del uso y sentido de
los insultos en una muestra de adolescentes-jóvenes de la Universidad Nacional
Autónoma de México , Distrito Federal, con el objetivo de recabar evidencia
acerca del grado de amenaza ante el uso de insultos, las interacciones
comunicativas cotidianas, las emociones más comunes que se le asignan al
insulto, comparar la percepción de amenaza y la temperatura periférica como
indicador de bienestar, así como las diferencias de género.
Método.
Participantes.
60
jóvenes de ambos sexos con edades entre de 18 y 23 años de edad, con una
residencia mínima de 10 años en el D.F. Todos ellos estudiantes de la UNAM.
Instrumentos
de Auto reporte.
Se
aplicó el “Cuestionario de percepción y uso de insultos”, elaborado por
estudiantes de la Facultad de Psicología.
El cual evalúa: la percepción del grado de amenaza de una lista de
insultos y el uso que les da.
Mediciones
Autonómicas.
Para
la obtención de la temperatura periférica en este caso se utilizaron
termómetros de cristal líquido Derma
Therm.
Procedimiento:
Las
evaluaciones fueron realizadas en la Facultad de Psicología, UNAM con una
duración máxima de 8 a 10 minutos por persona, fueron totalmente voluntarias. A
cada participante voluntario se le informo acerca de la medición de la
temperatura periférica, por lo cual se le coloco el termómetro Derma therm auto
adherible en ambas manos y se tomó registro cada 15seg durante 2 min antes y
después de la aplicación del “Cuestionario de percepción y uso de insultos”.
Principales
Resultados y Conclusiones
Para el estudio de los datos se utilizó
el paquete estadístico SPSS versión 15.0. Los resultados fueron los siguientes:
Gráfico 1. Se muestra la diferencia
entre hombres y mujeres acerca de la percepción de amenaza ante insultos.
Gráfico 2. Temperatura antes y después
de contestar el cuestionario.
Gráfico 3. Diferencias entre hombres y mujeres ante la pregunta: ¿En qué
momentos utilizas insultos?
Los resultados de este estudio piloto demuestran que tanto hombres como
mujeres perciben como nada amenazante el uso de insultos, sin embargo hay una
diferencia mínima entre ambos, ya que las mujeres, mayoritariamente tienden a
percibir amenaza. Esto indica que muchos de los insultos se vuelven
estereotípicos y quedan fijados en la memoria socioemocional; así se puede
observar que dependiendo del insulto se presenta una marcación vulgar y ofensiva hacia el sexo
opuesto (Colín, 2005).
Se encontró que los insultos van
dirigidos sobre todo hacia personas que son consideradas como sus “enemigos”, esto
es contrario a lo encontrado en otras investigaciones, en las que se demuestra
que los insultos tienen la función de socializar o de generar pertenencia a un
grupo social y sirven para establecer lazos de camaradería entre los interlocutores
(Martínez, 2009). Sin embargo, este
hallazgo es consistente con la Hipótesis Polivagal de Porges, ya que en estados de involucramiento
social percibidos como amenazantes son
resaltadas solo las vocalizaciones de frecuencia alta y omitidas las palabras neutrales
en el sonido de fondo, de esta forma el receptor percibe un ambiente inseguro
(Porges & Lewis, 2009). Así también, va de la mano con los datos de
temperatura periférica que se registraron, ya que realizando el análisis de la
simetría de la temperatura, se encontró que no hay una diferencia
estadísticamente significativa entre las medias, lo cual sugiere que la muestra
era clínicamente sana y contaba con mecanismos de afrontamiento al estrés, esto se
asocia a que un
poco más de la mitad de la muestra de jóvenes reportaron sentir desahogo cuando
insultaban.
También se encontró que había diferencias entre hombres y mujeres en
cuanto a la utilización de los insultos, los hombres reportaron usarlos
mayoritariamente en una charla con amigos, las mujeres los usaban cuando tenian
problemas. Sin embargo de la muestra total la mayoría afirmo que utiliza
insultos cuando tiene problemas o cuando otros los insultan. Esto sugiere que
la Cognición Social de los Insultos (su uso y su intencionalidad) depende en
gran medida del contexto en que los interlocutores se encuentren, tal como se reporto
en los estudios piloto realizados por Robbins y su equipo (2011) con pacientes
crónicos. Este hecho destaca por su importancia ya que el tipo de intencionalidad
con que se verbaliza cada insulto refleja no solo la intención de los
interlocutores, sino las condiciones contextuales en que se desarrolla y que
afectan por ende las relaciones o lazos que se establecen entre los
interlocutores y la sociedad (Cordisco, 2005).
Es importante resaltar que este estudio
constituye una primera etapa para someter a prueba de campo la intervención de
la regulación neural en el filtrado periférico de estímulos auditivos presentes
durante la interacción social, estableciendo comparaciones entre diferentes
estados de México en los que prevalecen diversos niveles de violencia,
criminalidad e inseguridad.
Referencias.
Beltrán, B., Matute, E.,
(2011). Cambios en la percepción de sonidos ambientales entre los 17 y los 58 meses de edad. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias. 23,
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Common mechanisms mediating autonomic regulation, vocalizations, and listening.
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