lunes, 9 de abril de 2012

Estudio piloto: “Medición de temperatura periférica y reporte verbal como marcadores del nivel de inseguridad ante el uso frecuente de insultos en una muestra de jóvenes universitarios  en la ciudad de México”[*]


Domínguez Trejo Benjamín; Tepepa Flores Li Erandi. [1]

 [1] Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Psicología.
 [*] Con el financiamiento del proyecto PAPIIT/DGAPA/UNAM: IT304711-3 “Adaptacion y valoracion de eficacia clinica de dispositivo portatil mexicano para la medicion de la variabilidad de la frecuencia cardiaca como un marcador amigable del componente emocional en dolor cronico: abordaje transdisiciplinario y tranlacional”


 Se han estudiado a los insultos como un fenómeno comunicativo y lingüístico y desde la perspectiva de la cognición individual y social (Colín, 2005). En ambientes urbanos de México algunos insultos  en ciertos contextos  no tienen la función ofensiva; se ha demostrado que los destinatarios de estos actos vocales violentos, al parecer, no se sienten atacados y/u ofendidos cuando el emisor se los dirige; por el contrario pareciera que les produce agrado, facilitando la interacción social (Zimermann, 2005). Martínez, (2009),  analizo 511 enunciados con insultos: 397  producidos por hombres (74.1%) y 132, por  mujeres (25.83%). Se encontró que los insultos, en su mayoría, eran usados para mostrar cercanía entre los interlocutores. La mayoría de los insultos fueron evaluados como poco amenazantes. Entonces,  ¿Cómo discernimos cuando un insulto es descortés?
 Una de las funciones del sistema auditivo es detectar y filtrar los numerosos estímulos acústicos que están presentes en el entorno local, desvaneciendo potencialmente la información sensorial ambigua en una percepción coherente. Esta habilidad que tenemos desde las 18 y 20 semanas de edad, permite empatar el sonido de las vocalizaciones que se escuchan con el rostro de quien las produce (Beltran & Matute, 2011). En condiciones optimas la percepción auditiva es tan precisa y eficaz que permite la comprensión del habla y de sus reglas (Kuhl, 2004). Actualizando lo anterior, la “Hipótesis Polivagal” propone que durante la interacción social, para escuchar, son filtradas las vocalizaciones de los congéneres, al mismo tiempo que otros sonidos son atenuados; y durante estados defensivos donde los sonidos ruidosos (frecuencias acústicas de sonidos no-humanos) indican una amenaza, se invierte el proceso. (Porges & Lewis, 2009).
En consecuencia, cuando a las personas se les pide que decidan si perciben un estímulo (A)  (por ejemplo ¿Escuchó que lo respetan?) O un estímulo (B) (por ejemplo ¿Escuchó que lo insultaron?), a nivel central conjuntos de células de la corteza frontal y parietal rastrean la diferencia en la señal de salida de las neuronas respectivas recogiendo pruebas a favor de A o B (Summerfield, et.al., 2006).
En el estudio de los fenómenos psicológicos  tradicionalmente se ha utilizado como dato fundamental el reporte verbal, sin embargo, la información que proporcionan estas fuentes aunque es valiosa es limitada, dadas estas condiciones se ha optado por confirmar y ampliar esta información mediante equipos portátiles de monitoreo psicofisiológico. Existen varias modalidades de mediciones psicofisiológicas: temperatura periférica de la piel, frecuencia cardiaca, respuesta galvánica, frecuencias de ondas cerebrales y otras. (Domínguez, Olvera, Cruz y Cortes, 2001). Para el estudio del insulto, se ha observado que los cambios en el estado de ánimo y emocional pueden correlacionarse con marcadores psicofisiológicos.  Ejemplo de ello son las variaciones de la temperatura periférica de la piel que son producidas por un aumento y disminución de la irrigación sanguínea periférica y son indicadores confiables de los cambios emocionales, específicamente de los estados de estrés y relajación así como de la actividad de los sistemas nerviosos simpático y en menor medida parasimpático (Domínguez, Olvera, Cruz y Cortes, 2001).
Considerando que  la interacción social es un asunto de sobrevivencia para los individuos, se han realizado diferentes estudios en el campo de la salud acerca del uso de insultos; en dos estudios piloto (Robbins, Focella, Kasle, Lopez, Weihs & Mehl, 2011) participaron mujeres con padecimientos crónico degenerativos y mediante un método de registro periódico de fragmentos ambientales (EAR, por sus siglas en ingles) y el uso de los auto reportes se determinó que decir insultos puede inducir efectos negativos, ya que contribuyo al aumento de los síntomas depresivos. Además, el uso del EAR confirmo que decir insultos en compañía de otros  correlacionó con la disminución del apoyo emocional. (Robbins, et.al, 2011).
Debido a la evidencia anterior, en este estudio piloto se propuso recabar un panorama exploratorio del uso y sentido de los insultos en una muestra de adolescentes-jóvenes de la Universidad Nacional Autónoma de México , Distrito Federal, con el objetivo de recabar evidencia acerca del grado de amenaza ante el uso de insultos, las interacciones comunicativas cotidianas, las emociones más comunes que se le asignan al insulto, comparar la percepción de amenaza y la temperatura periférica como indicador de bienestar, así como las diferencias  de género.

Método.

Participantes.
60 jóvenes de ambos sexos con edades entre de 18 y 23 años de edad, con una residencia mínima de 10 años en el D.F. Todos ellos estudiantes de la UNAM.
Instrumentos de Auto reporte.
Se aplicó el “Cuestionario de percepción y uso de insultos”, elaborado por estudiantes de la Facultad de Psicología.  El cual evalúa: la percepción del grado de amenaza de una lista de insultos y el uso que les da.  

Mediciones Autonómicas.
Para la obtención de la temperatura periférica en este caso se utilizaron termómetros de cristal líquido Derma Therm.

Procedimiento:
Las evaluaciones fueron realizadas en la Facultad de Psicología, UNAM con una duración máxima de 8 a 10 minutos por persona, fueron totalmente voluntarias. A cada participante voluntario se le informo acerca de la medición de la temperatura periférica, por lo cual se le coloco el termómetro Derma therm auto adherible en ambas manos y se tomó registro cada 15seg durante 2 min antes y después de la aplicación del “Cuestionario de percepción y uso de insultos”.
Principales Resultados y Conclusiones

Para el estudio de los datos se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 15.0. Los resultados fueron los siguientes:


Gráfico 1. Se muestra la diferencia entre hombres y mujeres acerca de la percepción de amenaza ante insultos.





 Gráfico 2. Temperatura antes y después de contestar el cuestionario.



Gráfico 3. Diferencias entre hombres y mujeres ante la pregunta: ¿En qué momentos utilizas insultos?


Los resultados de este estudio  piloto demuestran que tanto hombres como mujeres perciben como nada amenazante el uso de insultos, sin embargo hay una diferencia mínima entre ambos, ya que las mujeres, mayoritariamente tienden a percibir amenaza. Esto indica que muchos de los insultos se vuelven estereotípicos y quedan fijados en la memoria socioemocional; así se puede observar que dependiendo del insulto se presenta una  marcación vulgar y ofensiva hacia el sexo opuesto (Colín, 2005).
Se encontró que los insultos van dirigidos sobre todo hacia personas que son consideradas como sus “enemigos”, esto es contrario a lo encontrado en otras investigaciones, en las que se demuestra que los insultos tienen la función de socializar o de generar pertenencia a un grupo social y sirven para establecer  lazos de camaradería entre los interlocutores (Martínez, 2009).  Sin embargo, este hallazgo es consistente con la Hipótesis Polivagal de Porges, ya que en estados de involucramiento social percibidos como amenazantes son resaltadas solo las vocalizaciones de frecuencia alta y omitidas las palabras neutrales en el sonido de fondo, de esta forma el receptor percibe un ambiente inseguro (Porges & Lewis, 2009). Así también, va de la mano con los datos de temperatura periférica que se registraron, ya que realizando el análisis de la simetría de la temperatura, se encontró que no hay una diferencia estadísticamente significativa entre las medias, lo cual sugiere que la muestra era clínicamente sana y contaba con  mecanismos de afrontamiento al estrés, esto se asocia a que un poco más de la mitad de la muestra de jóvenes reportaron sentir desahogo cuando insultaban.
También se encontró que  había diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a la utilización de los insultos,  los hombres reportaron usarlos mayoritariamente en una charla con amigos, las mujeres los usaban cuando tenian problemas. Sin embargo de la muestra total la mayoría afirmo que utiliza insultos cuando tiene problemas o cuando otros los insultan. Esto sugiere que la Cognición Social de los Insultos (su uso y su intencionalidad) depende en gran medida del contexto en que los interlocutores se encuentren, tal como se reporto en los estudios piloto realizados por Robbins y su equipo (2011) con pacientes crónicos. Este hecho destaca por su  importancia ya que el tipo de intencionalidad con que se verbaliza cada insulto refleja no solo la intención de los interlocutores, sino las condiciones contextuales en que se desarrolla y que afectan por ende las relaciones o lazos que se establecen entre los interlocutores y la sociedad (Cordisco, 2005).
Es importante resaltar que este estudio constituye una primera etapa para someter a prueba de campo la intervención de la regulación neural en el filtrado periférico de estímulos auditivos presentes durante la interacción social, estableciendo comparaciones entre diferentes estados de México en los que prevalecen diversos niveles de violencia, criminalidad  e inseguridad.


Referencias.

Beltrán, B., Matute, E., (2011). Cambios en la percepción de sonidos ambientales entre los 17 y  los 58 meses de edad. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias. 23, 1.67-77.

Colín, M (2005). Modelo interpretativo  para el estudio del insulto. Estudios de lingüística Aplicada. Vol 23. Núm. 41. Universidad Nacional Autónoma de México.

Cordisco, A. (2005). Estudios de la (des) cortesía en español. Categorías conceptuales y aplicaciones. Estocolmo: Dunken.

Dominguez, B., Olvera, Y., Cruz, A y Cortes, F.J. (2001). Monitoreo no invasivo de la temperatura periferica bilateral en la evaluacion y tratamiento psicologico. Psicologia y Salud, 11, 61-71.

Kuhl, P. (2004). Early language acquisition: cracking the speech code. Nature Reviews, 5, 831-843.


Martínez, J. A. (2009). Los insultos y palabras tabúes en las interacciones juveniles. Un estudio Socioprágmatico Funcional. Boletín de Lingüística. Vol XXI, Núm. 31.


Porges, S. W, Lewis GF. (2009).    The polivagal hypothesis: Common mechanisms mediating autonomic regulation, vocalizations, and listening. In SM Brudzynski, ed. Handbook of Mammalian Vocalizations: An Integrative Neuroscience Approach. Amsterdam: Academic Press, 255-264.


Robbins, M. L., Focella, E. S., Kasle, S., López, A. M., Weihs, K. L., & Mehl, M. R. (2011, May 16). Naturalistically Observed Swearing, Emotional Support, and Depressive Symptoms in Women Coping With Illness. Health Psychology. Advance online publication. doi: 10.1037/a0023431


Summerfield,C., Egner,T.,Grenne,M., Koechlin,E.,Mangels,J.,Hirsch,J.(2006) Predictive Codes for Forthcoming Perception in the Frontal Cortex. Science, 314, 1311.


Zimmerman, Klaus (2005). Construcción de la identidad y anticortesía verbal. Estudio de conversaciones entre jóvenes masculinos. En Diana Bravo (ed.), Estudios de la (des)cortesía en español. Categorías conceptuales y aplicaciones a corpora orales y escritos, 245-271. Buenos Aires: Dunken.







1 comentario:

  1. Hola. Soy alumna de 5to. Semestre de la Facultad. Estamos realizando una replica de experimentos ya realizados en la materia "Registro Psicofisológico" y a mi equipo y a mi nos interesó replicar el tuyo. Sin embargo, queríamos solicitar si nos podrías proporcionar el cuestionario que realisaste y aplicaste.
    Espero tu respuesta.

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