lunes, 1 de septiembre de 2014

El bienestar social: una realidad que se construye colectivamente
Ashoka México y Centroamérica busca edificar una realidad diferente junto con 6 billones de agentes de cambio.
Por Lourdes Zamanillo, coordinadora de comunicación de Ashoka México y Centroamérica

Comentario para la discusión en línea 
"El Sector Privado y el Bienestar: Productividad, Ganancias y Bienestar"http://bit.ly/1oAaljg

Conchita y José se despiertan y ven el amanecer desde su ventana. En el piso de abajo, sus ocho hijos duermen plácidamente en sus literas. A 65 kilómetros de ahí, Liliana camina por la calle de Ermita, Iztapalapa. Una fila de árboles cobija su andar y ahoga el smog que rodea a la capital del país. Cerca, en San Felipe del Progreso, Belém Villegas se reúne con los miembros de su cooperativa mazahua Nutriciones de la Rosa para definir la estrategia de negocio de la granola que producen. Hace unos años, Conchita, Liliana y Belém estaban en situaciones muy diferentes a las que viven ahora. La seguridad laboral, la vivienda digna y los proyectos sociales eran sólo parte de un sueño lejano.

“Nosotros vivíamos en una casa de lámina. No había agua, no teníamos luz. Estábamos aislados”, comenta Conchita. Por si fuera poco, ella y José perdieron lo poco que tenían. “Un día me voy a dejar los niños a la escuela y hubo un corto circuito – se nos quemó la casa”, añade.

Sin saber qué hacer, la familia pidió ayuda a la presidencia municipal. El gobierno los contacto con una constructora llamada ¡Échale! A tu casa, empresa social que impulsa el desarrollo comunitario a través de la autoproducción de vivienda asistida. Las familias beneficiadas aprenden a elaborar “adoblocks”, (tabiques ecológicos hechos a base de tierra local) y entre todos ayudan a construir su hogar. Ellos reciben un sueldo por su trabajo y quedan capacitados para poder replicar el modelo de construcción en sus comunidades. En un mes, Conchita y José tenían casa propia.

“Nunca imaginé trabajar en mi casa. Es algo fascinante. Yo hacía casas de alguien más y para mí era un sueño tener una casa así”, expresa José.

En San Felipe del Progreso, Belém Villegas no tenía trabajo. Ella y varios miembros de la comunidad se dedicaban a producir granola, pero el negocio era escaso y las ventas escuálidas. En 2004, una organización llamada Visión Mundial da con San Felipe. Los visitantes capacitan a los productores en materia de producción y ventas. Luego llega la cadena de restaurantes TOK’s. Quieren probar el producto y quedan maravillados. Quieren venderlo en todas sus sucursales. Hoy, Belém ha conformado una cooperativa con cinco socios y catorce trabajadores. Tienen ingresos fijos, aguinaldo, fondo de ahorro y seguridad social.

Liliana, por su parte, no tiene una cooperativa ni tiene un trabajo fijo ya que ni siquiera tiene edad para ello.
“Desde chicas mi hermana y yo hemos venido haciendo trabajo sobre el medio ambiente”, dice Liliana, de trece años de edad. “Mi hermana se enteró de la convocatoria de Avancemos y decidimos inscribir nuestros proyectos. El programa me sirvió para conectarme con medios y nos mandaron al ITESM a capacitarnos. Después de eso, pusieron diez contenedores para pilas en Iztapalapa, algo que yo llevaba peleando mucho tiempo”, dice Liliana.

Al día de hoy, juntas han llevado a cabo más de cuatro proyectos en pro del medio ambiente: Reforestaron la calle de Ermita junto con sus vecinos, lograron que el gobierno instalara contenedores para pilas en su colonia, crearon Misión Planeta (una marca de pañales ecológicos reutilizables), escribieron dos libros y ahora, imparten talleres a niños pequeños.

Las historias de Conchita, Belém y Liliana transcurren cada una en su propio espacio y en su propia realidad. Son personas diferentes, con motivaciones distintas y entornos incomparables. Sin embargo, hay algo que las une: la lucha por tener una mejor calidad de vida y un mayor bienestar. Ashoka México y Centroamérica es el agente invisible que está ahí para ayudarlas.

Ashoka trabaja bajo cinco ejes para conseguir el bienestar de las personas alrededor del mundo. El programa de Empatía está dirigido a niños y busca generar una mayor cohesión social desde la educación. Avancemos invita a jóvenes de 14 a 24 años (o más pequeños, como el caso de Liliana) con ideas emprendedoras a capacitarse y llevar a cabo su proyecto. Ashoka U trabaja con universidades para incorporar el emprendimiento social en los planes de estudio. Walls no more asocia a grandes corporativos como TOK’s con OSCs y pequeños productores para generar negocios ganar-ganar. Finalmente, Venture recluta a los más innovadores emprendedores sociales (como Francesco Piazzezi, fundador de ¡Échale! A tu casa) y los vincula con una red de más de 3000 personas y 300 empresas para acelerar su impacto.
Con sus programas, Ashoka busca dar forma a un sector ciudadano global, emprendedor y competitivo – uno que permita a los ciudadanos pensar y actuar como agentes de cambio.

“A la larga tenemos que ser mejores seres humanos y francamente tener todo esto me cambió el pensamiento. Hoy en día vivo feliz disfrutando a mis hijos”, expresa José, esposo de Conchita. Por su parte, Liliana quiere seguir trabajando con niños pequeños. “Me gusta hacer esto. Me siento feliz pero luego digo – tengo que hacer más”, dice.

El mundo está lleno de agentes de cambio. Las personas sueñan, desean y vislumbran una mejor vida – anhelo que da sentido y propósito a cada nuevo día y a cada nuevo esfuerzo. Ashoka se encarga de aportar los engranes para que todos, como sociedad, puedan construir esa nueva realidad.

“Sueños muchos. Metas demasiadas. Vamos a ir paso por paso y escalón por escalón. No porque seamos chicos o porque seamos grandes. Cualquier cosa que se necesite, aquí vamos a estar”, concluye José.
Y tú, ¿qué esperas para sumarte? http://mexico.ashoka.org



No hay comentarios:

Publicar un comentario