martes, 20 de septiembre de 2011

Estudio piloto: Percepción de inseguridad en una muestra de jóvenes universitarios de la Ciudad de México a través de la medición del fenómeno de hipoalgesia hipertensiva.

Domínguez Trejo Benjamín; Tepepa Flores Li Erandi; Hernández Lara Dulce Guadalupe.[1]

La investigación psicológica ha logrado importantes avances sobre las conexiones cuerpo-mente y las modalidades en que nuestra vida social ejerce efectos rastreables en nuestros sistemas corporales y la salud (Cohen, 2004; Kiecolt-Graser, McGuire, Robles, &Glaser, 2002, Diener, Comunicación personal 2011). Sin embargo, los constructos sociales relevantes para la salud social (por ejemplo, el bienestar) continúan apoyándose predominantemente en un solo método: el auto-reporte verbal de los participantes (Somerfield & McCrae, 2000).

La excesiva confianza de los investigadores en el auto informe de síntomas psicológicos ha sido una problemática porque:

1. Los mismos síntomas pueden surgir de muy diferentes trastornos psicológicos.

2. Los informes de los síntomas pueden ser sesgados en función del contexto social (por ejemplo, debido a fines de auto-presentación o sobre reportar para lograr beneficios secundarios).

3. Las personas no pueden tener acceso mental deliberado sobre aspectos importantes de sus trastornos.

Cuando los auto-reportes no se complementan sistemáticamente con otros métodos de evaluación, el cuadro científico que se obtiene carece de dimensionalidad; depende de lo que piensan los participantes de ellos mismos y de cómo construyen su conducta social y sus relaciones. A pesar de que son dimensiones importantes, no muestran el fenómeno completo y las acciones derivadas pueden resultar en el mejor de los casos inocuas.

Por lo tanto, la investigación social de la salud se puede beneficiar ampliando la cobertura de la evaluación psicológica (Trull, 2007). La neuroimagen funcional y el monitoreo autonómico ofrecen importantes ventajas, es así como la medición de la Variabilidad de la Frecuencia Cardiaca (VFC) puede considerarse como una herramienta psicológica que puede servir de apoyo para monitorear, de manera no invasiva, la función reguladora (Thayer y Lane, 2000). Una VFC elevada está asociada con un desempeño cognitivo aumentado (Johannes et.al, 2010). Examinar la covariaciòn de la VFC y de la actividad neural durante la emoción es importante debido a que:

1. Examinar la VFC durante la inducción de la emoción permite un examen más directo de la regulación neural de la VFC en relación a la emoción.

2. La evidencia indica que una red de estructuras en el cerebro median las respuestas emocionales (Phan et.al., 2002; Wager et.al., 2008).

Sin embargo se han reconocido las limitaciones de estas herramientas de monitoreo no invasivo (Raichle, 2008):

*La mayoría de sus métodos no miden directamente la actividad neural. En su lugar, utilizan medidas indirectas o “marcadores”: flujo sanguíneo, metabolismo de la glucosa, vaso constricción y vaso dilatación sanguínea periférica, etc.

*No logran identificar con precisión las fuentes originales de activación, relacionando esta activación con operaciones mentales o emocionales específicas.

La neurociencia social, un logro de los avances teórico-tecnológicos reseñados, representa un enfoque interdisciplinario para el estudio de la salud, los trastornos mentales y los fenómenos psicológicos, tales como la “anomia social”.

Anomia significa falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos lo que les sería necesario para lograr las metas de la sociedad (Camargo, 2008). Durkheim explico la anomia como un problema moral, estrechamente vinculado con el deterioro de los lazos sociales y el decaimiento de la solidaridad. Las situaciones de desigualdad social, pueden contribuir a mayores actos delincuenciales, bloquear el acceso a las personas o grupos a los recursos y a las oportunidades además puede aumentar la motivación para transgredir la ley (Parales-Quenza, 2008 & Santander, 2006). Las consecuencias de la violencia varían en su expresión e incluyen, sentimientos de impotencia, desamparo y desesperanza. Trastornos como la depresión mayor, la ansiedad generalizada, el estrés postraumático y la hipertensión. Esta última enfermedad se relaciona con un fenómeno conocido como hipoalgesia hipertensiva. Esta condición se distingue por que la presión sanguínea elevada presenta la característica de una disminución en la sensibilidad a la nociocepciòn/dolor (Edwards et al., 2007). En diversos estudios clínicos se ha reportado que los hijos de personas con hipertensión se perforan con más frecuencia y por tanto son quienes presentan una mayor resistencia ante estímulos dolorosos, es decir una disminución de la sensibilidad (Conde-Guzón, 2003).

Este estudio piloto tuvo por objetivo reunir evidencia acerca de la percepción de inseguridad en jóvenes con alguna perforación a través del fenómeno de hipoalgesia hipertensiva (menor actividad simpática y un estado emocional de tranquilidad). Dicho estudio fue realizado por estudiantes no graduados de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, con datos no publicados recabados en los meses de abril-mayo de 2011.

Método

Se convocó una muestra al azar de 10 participantes, con edades de 18 a 23 años, 4 de sexo masculino y 6 femenino. La muestra se dividió en grupo experimental, que lo conformaron jóvenes con alguna perforación, y el grupo control con jóvenes sin perforaciones. Se aplicó a los participantes la Encuesta de Percepción de Inseguridad realizada por la INEGI y adaptada para fines de este estudio piloto* y se les midió la temperatura periférica con el termómetro de cristal líquido: “Punto Stress” antes y después de contestar la encuesta.

Principales Resultados y Conclusiones



En el grupo control se presentó un ligero incremento en la temperatura después de haber contestado la encuesta, lo que indica que este grupo posee habilidades para relajarse. Aunque la temperatura del grupo experimental no fue significativamente mayor que la del grupo control, sí se observó una diferencia entre ambos grupos, así mismo la temperatura del grupo experimental siempre estuvo constante y por encima de la del grupo control.

Las calificaciones reportadas para el “siguiente año” en términos de seguridad pública en C.U fueron muy diversas. Sin embargo los jóvenes del grupo experimental pronosticaron que la seguridad seguirá igual mientras que la mayoría de los jóvenes del grupo control reportaron que la situación empeorará. Los participantes de ambas muestras reportaron percibir inseguridad más elevada en el horario nocturno.

Es relevante señalar algunas de las limitaciones que presenta este estudio. Consideramos modificar la encuesta aplicada, ya que falta indagar un poco más sobre aspectos como: si los participantes habían sufrido algún acto violento dentro de la universidad y que efectos tuvo en ellos.

También sería conveniente ampliar el tamaño de la muestra y poder hacer inferencias respecto de los jóvenes con perforaciones y su relación con una baja percepción de seguridad debido al fenómeno de hipoalgesia ya que, en el grupo experimental seleccionado, solo uno de ellos reportó ser hijo de padres hipertensos, lo que limita dar una conclusión acerca de este punto.

Este estudio piloto, documenta la importancia de su aplicación a mayor escala, ya que abriría un amplio panorama acerca del impacto psicológico que tiene en el bienestar de la población mexicana la percepción de inseguridad aunado al fenómeno de la hipoalgesia hipertensiva.

Sin embargo, debemos tener presente que la información sensorial entrante es a menudo ambigua, y el cerebro tiene que tomar decisiones durante la “construcción” de la percepción. Una de las funciones del sistema visual es decidir lo que está presente en el entorno local, resolviendo potencialmente la información sensorial ambigua en una percepción coherente.

El cerebro genera “códigos de predicción” probabilísticos sumamente resistentes a los errores (Nagarajan and Stevens, 2008), que de forma dinámica y no consiente anticipan el entorno próximo sensorial, y además pondera las alternativas de percepción sobre la base de esta predicción (Summerfield, et al.,2006).

La evaluación de un evento genera emociones negativas como el miedo anticipatorio. El proceso cognoscitivo de la predicción: “Pronostico Afectivo” (PA) reduce la incertidumbre. La evidencia científica y la experiencia clínica mexicana (Domínguez, 2007) sugieren que la predictibilidad reducida aumenta el dolor y el miedo, y está asociada con activación fisiológica elevada.

En otras palabras, una persona puede ser testigo de actos de criminalidad y aun así, cuando le piden su reporte verbal sobre su nivel percibido de bienestar, puede contestar que es 100% positivo, cuando su respuesta verbal es influida solo por sus expectativas, sin embargo, su respuesta verbal puede estar influida por la acción de las vías descendentes que involucran la modulación emocional.

Tomando en cuenta lo anterior y la actual relevancia en México de estos fenómenos, creemos conveniente profundizar en dichos estudios con el fin de realizar posibles programas de evaluación, preventivos y de intervención psicológica para contribuir a preservar la calidad de vida de la población mexicana y otras urbes.

Referencias.

Camargo, M. d. (2008). Análisis y revisión de las teorías de la anomia y la indefensión aprendida y su interrelacion como mecanismo de control social. México: Universidad Nacional Autonoma de México,Facultad de Psicología.

Cohen, S. (2004). Social relationships and health. American Psychologist. 59, 676-684.

Conde-Guzón, B. E. (2003). Hipertensión, reactividad cardiovascular ante el estrés y sensibilidad al dolor. Revista de neurología , 586-595.

Domínguez, T. B. (2007). La búsqueda de una “teoría útil” sobre el funcionamiento emocional humano en problemas de dolor crónico e hipertensión. Psicología y Salud. 17(1): 149-159.

Edwards, L; Ring, C; France, C.R; al´Absi, M; Mclntyre, D; Carroll, D; Martin,U. (2007). Nociceptive flexion reflex thresholds and pain during rest and computer game play in patients with hypertension and individuals at risk for hypertension. BiologicalPsychology, 76: pp 72-87.

Johannes, C.B., Le, T.K., Zhou, X., Johnston, J.A and Dworkin, R.H. (2010). The prevalence of chronic pain in United States adults: results of an internet-based survey. The Journal of Pain.VOL .11, No. 11 (November), pp. 1230-1239.

Kiecolt-Glaser, J.K., McGuire, L.,Robles, T., & Glaser, R. (2002). Emotions, morbidity, and mortality: New perspectives from psychoneuroimmunology. Annual Review of Psychology, 53,83-107.

Nagarajan, N., and Stevens, C. F. ( 2008). How does the speed of thought compare for brains and digital computers? CurrentBiology, Vol. 18 No. 17, pp756-758.

Parales-Quenza, C. (2008). Anomia Social y Salud Mental Pública. Salud Pública , 658-666.

Phan, K.,Wagner, T., Taylor, S., Liberzon, I. (2002). Functional neuroanatomy of emotion: a meta-analysis of emotion activation studies in PET and fMRI. NeuroImage16, 331-348.

Raichle, M.E. (2008). A brief history of human brain mapping. Trends in Neurosciences, Vol 32, No. 2, 118-126. doi:101016/jtins.2008.11.001.

Santander, A. C. (2006). Inseguridad ciudadana y anomia social desafían a la nueva ley de educación. Educación para la ciudadania. , 1-4.

Somerfield, M.P., &McCrae, R.R. (Eds.) (2000). Stress and coping research: Methodological challenges, theoretical advances, and clinical applications. American Psychologist, 55, 620-673.

Summerfield, C., Egner,T.,Grenne,M., Koechlin,E.,Mangels,J.,Hirsch,J.(2006) Predictive Codes for Forthcoming Perception in the Frontal Cortex. Science, 314, 1311.

Thayer, J.F., Lane, R.D., (2000). A model of neurovisceral integration in emotion regulation and dysregulation. Journal of Affective Disorders.61, 201-216.

Trull, T.J. (2007).Expanding the aperture of psychological assessment: Introduction to the special section on innovative clinical assessment technologies and methods. Psychological Assessment, 19, 1-3.

Wager, T.D., Davidson, M.l., Hughes, B.L., Lindquist, M.A., &Ochsner, K.N., (2008). Prefrontal- Subcortical Pathways Mediating Successful Emotion Regulation. Neuron, 59, 1037-1050.


[1] Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México

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